Para las madres,
que nos dieron cobijo,
cuando no teníamos formados ni pies,
y éramos todo corazón.
Para ellas,
aquellas alfareras,
que se llenaban las manos de barro
cuando iban a la guerra.
Para las hechizeras,
por los ¡cómo vaya y lo encuentre!,
y lo encuentran.
Claro que lo encuentran.
Aquellas guerreras,
que fueron a la lucha sin pensar,
lo trágico del qué pasará
y volvieron satisfechas y orgullosas.
Para las que intuyen sin mirar,
y las que no lo saben lo sabrán,
y las que saben...
magia recia.
Para las del tiempo,
que te dicen que hace frío,
te dan un beso para el camino,
y te dicen: avísame si no vienes, hijo.
Las que usan un sólo dedo
para el tema del whatsappeo,
te dicen que no saben que han tocado,
y tú... te ríes: y en un minuto, solucionado.
Para las que no saben ni qué asignaturas tienes,
pero aún así te preguntan.
Y cuando te haces mayor,
te siguen dando las buenas noches.
Para las que nos tuvieron dentro,
y también fuera.
A la que le hinchamos la barriga,
y les dimos un dulce tormento.
De quien fardamos cuando no nos oyen,
a quien echaremos de menos,
a quien jamás nos fallará,
para ellas: mamás.
Si he de hablar de estas líneas diria... precioso es poco. Por mi y por ellas, mil gracias, por mi y por ellas, gracias por haber nacido, gracias por llenar nuestras vidas, gracias por darnos tanto, por vuestras sonrisas y por vuestros llantos, por vuestras inquietudes e ilusiones que hacemos nuestras, por todo vuestro amor aunque a veces no lo parezca, sois la luz que nos alumbra, el sol que nos calienta y el motivo de nuestra vida. Te quiero mi niña. Mami.
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