En lo más profundo de su corazón,
habitaban las flores más bonitas del Reino de Corazones.
Ella no quería verlas, se daba la vuelta buscando un rincón donde apaciguar su soledad. Lágrimas caían en tierra oscura, y no había voz que quisiera oír ni escuchar. Creía gustarle la melodía del silencio.
Un día, entre la oscuridad del reino, un hombre de arrugas marcadas determinadas por su edad, le tocó el hombro y dijo: - "¿Qué haces aquí tan sola, en el Reino de Corazones, donde las flores son nuestra alegría, felicidad y también nuestra compañía?"
- "No quiero ni alegría, ni felicidad. Tampoco compañía. Prefiero estar aquí, mis lágrimas marchitarían las flores y desaparecería el Reino." Respondió ella.
El viejo sonrió y levantándose, añadió:
- "¿Sabes de dónde sale lo más valioso de nuestro reinado? De lágrimas valientes pertenecientes a luchas internas, de la calma y la paciencia que eso exige y de ojos esmeralda llenos de esperanza.
Cuando éste se fue, ella se fijó en la tierra que pisaban sus fríos pies;
estaba lleno de flores.
Para aquellas personas que usan el efecto difuminado
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