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Mostrando entradas de diciembre, 2016

Siddhartha

                                                                     No soy mucho de creer. Si ni siquiera creo en mi... ni hablar de religiones que, si bien respeto, no logran despertarme nada. Soy de dar oportunidades porque creo que todo lo merece y viniendo de ti, la curiosidad que me suponía leer cada párrafo era lo más emocionante que me podía pasar estos días. No entiendo demasiado de literatura. Si algo es bueno o es malo para mi tendrá que partir de lo mucho o poco que me haya entretenido y enseñado. La historia es bonita y profunda, tan profunda que, sin tener ningún tipo de creencia, me toca el alma. Después de leerlo no es que mi visión del mundo haya cambiado, pero me ha hecho sentir, y es que muchas veces siento que no tengo corazón y que no estoy viva, pero un escalofrío con la palabra es una de las mejores cosas que te puede dar un libro, aunque dure un segundo. Esperar, escuchar... y todo como Unidad. Estoy viva pero muerta a la vez, respiro, pero me ahog

Nothing

Otra vez, como siempre, te presentas fría y yo... inconsciente. Me miras raro,  tanto que no sé qué quieres, te metes en mí y adquiero tu mirada, que... no es lo más bonito del mundo. ¿Y qué haces con el tiempo? ¿Por qué lo acompañas con mis sentimientos? Para ya, das miedo. A veces te ponen en un pedestal, pero no saben que estás encerrada en algún sitio, en algún lugar. ¿Dónde estás? Porque duele estar sin ti, mi voz se agota, mis pasos van lentos. No lo entiendo. A veces no puedo pensar, un bucle me hace girar, me mareo y... Sin voz. A veces soy mi cárcel, a veces soy el viento, a veces soy la lluvia. ¿Otra vez yo? ¿Otra vez me toca a mi? Quien pudiera perderse, para así encontrarme. Encontrar.  Probablemente nadando entre barro, ahogada entre hojas. Alas rotas. Encontrar, Una llave, Una puerta, O un corazón. Encontrar un abrazo, buscar una sonrisa perdida, perdernos, llegar al sol que, por si no lo sabíais, ahora tiene dueña.

El hombre en busca de sentido

                                          En primer lugar, es un impactante y recomendable libro para leer. Esta obra, cuenta cómo es la vida en un campo de concentración desde la perspectiva de un psicólogo, Viktor Frankl, pues es este el que lo escribe. Personalmente me ha chocado su forma tan real de contarlo. Es un tema que tengo un gran interés en él, he visto películas, he leído libros, pero ninguno como este. El síntoma característico de la primera fase en un campo de concentración es el shock inicial. Las condiciones, el no saber, en definitiva, algo profundamente duro por la incertidumbre de la situación. Llama la atención como los reclusos se terminaban acostumbrando, y es donde el prisionero, en esta primera fase del shock, perdía el temor a la muerte. Se reflejaba apatía que a lo único que llevaba era a una muerte emocional. La muerte emocional es muy dura, es vivir estando muerto y ¿cómo se puede vivir de esta forma? Por lo que los reclusos enfermaban, sus defensa

Fuego

                                                  No pienso en lo que escribo. Tan solo pongo mis dedos en el teclado, o mi bolígrafo en la mano, y mis manos se mueven. Escribo como si no hubiese un mañana, como si el tiempo no existiera, como si tuviera toda la vida, como si tuviese muchas cosas que contar pero pocas cosas que decir. Soy yo.  Escribo cosas que siempre siento, buenas o no,  no me refiero a su praxis. Vengo a escribir de las manos frías, de labios cortados, de nariz roja... Vengo a escribir de que tus manos siempre calientan las mías, que no sé cómo lo haces, pero si me arrimo a ti pareces una estufa y es como estar delante de una chimenea leyendo tu libro favorito.  Siempre pendiente de mis manos, que siempre están frías, siempre pendiente de calentarlas.  Te pareces al fuego, que te da calor, que es bonito, que llama la atención y que de alguna forma hace que me pase mirándolo horas y horas. Poniendo las manos a su