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Mostrando entradas de agosto, 2015

Fui, soy.

Fui persona que miraba trucos de magia y practicaba, pensando, por mi maldita impaciencia, que me saldrían perfectos a la primera y así podría sorprenderme y decir: ¡Lo has logrado Estela, haces magia! Fui persona entregada a la competición, mi corazón siempre palpitó con fuerza para "llegar a ser", me estanqué en el intento. La fuerza entró en quiebra y el intento lo embargaron.  Fui persona necia e ingrata,  benévola y dependiente, injusta y vacilante. La juventud es una enfermedad que se cura con los años, dijo un tipo importante con barba y sombrero. Una dolencia que deja estela y me deshace... pues fui todo eso, y en este momento: nada. Más que de un pedazo de cacho de trozo de carne se siente cada persona, perteneciente al mundo que destruimos cada día, orgullosos y merecedores se ven de vivir aquí, de ser.  Y yo... que ya fui muchas cosas, dejo de ver y me pregunto qué soy; Ojos de mar con sabor a tranquilidad, labios deshidratados y perdid

The owl.

Ausencia de universo entre tanto árbol, con el descenso de la estrella nace un aire frío perpetrando un sentimiento de soledad que aún sin sentirlo, se encuentra. A veces terreno pedregoso, otras fango en el camino. Camino, transito, deambulo. Resbalo ante cualquier acantilado y el viento empuja, haciendo desvanecer un cuerpo; Cae, rueda, solloza. Un búho despliega sus alas, osado como siempre, sabio como ninguno, mágico como nada. Dejando una pluma interviene en el alivio: curación. Cuidadoso redentor, Poderoso.

Mala poesía

No puede existir lugar más seguro que tus brazos  donde el tiempo es efímero, donde la oscuridad de la noche va conexa a abrazos, y los abrazos adheridos a escalofríos. Es ahí donde vuelo sobre el poder de tu razón, y llego a la locura con el sonido de tu voz. O con tu silencio. El viento accede en la madrugada y me hace anhelarte, roza mi piel, siembra la calma entre tanta insania, y siento el recio latir de mi corazón. No hay droga que irradie el recorrido de mi vida, tan solo tu presencia, o tu risa. Tus caricias. Ni siquiera comprimidos recetados, que me llevan a otros mundos donde sobrevivo sin ti.