Convencionalismos sociales...
Todo el rato esto, todo el rato lo otro...
¿Y nosotros mismos cuando?
Pues no lo sé, cuando queramos, supongo. Cuando seamos capaces de estar en una sociedad viviendo por nosotros mismos, mejorando el mundo... pero sin esas leyes que no están escritas pero sí que están impuestas.
¿Y si resulta que todo lo que ve la gente no es del todo la realidad?
Siempre llaman raro al que ve diferente, llaman loco al que actúa de otra forma, llaman enfermo al que no entiende, no sigue, no va, no viene. Sin embargo nadie se para a pensar. Un segundo... ¿Qué estamos haciendo?
Puedes ver la pared del color que te de la gana. Todo el mundo la ve blanca, pero tú la ves azul. ¿Qué? ¿Quién es quién para decir que? En realidad es tu pared. Te gusta azul. El blanco nunca te gustó. Pesados. Nunca me va a gustar el blanco. Nunca. Y eso no tiene por qué ser malo, tampoco tiene por qué ser bueno. Simplemente ES. Y siendo, me caracteriza. "Soy la que ve la pared azul". En el fondo no suena tan mal. Muy en el fondo, sobre todo para la sociedad, que con suerte, si acaso te ve, que con suerte, si acaso te tiene en cuenta...
Luego está la forma de actuar. Ese altruismo inexistente que todo el mundo cree. Yo voy a hacer las cosas bien. Pero bien de la forma en la que yo lo veo, no de la forma en la que tú lo ves. Haré las cosas bien para sentirme bien, y me da lo mismo si los demás sienten que me faltan veinte primaveras y que me pueden tomar el pelo. "Tomar el pelo", vaya expresión, ¿quién inventaría semejante chorrada? Bueno, yo lo hago estando a gusto. Qué importa. ¿Qué les importa?
Mucho. Mucho es lo corruptas que están las palabras. Esos lo sientos que no valen nada. Los intentaré, los no volveré a... Cosas que se dicen, cosas que se aprenden. Pues eso, cosas de la vida. Una vida que elijes tú como vivirla. Yo no soy quién pero sí soy cómo. Soy como haré las cosas. Eres como harás las cosas.
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