Un pequeño suspiro que te hace despertar, abriendo las hojas de un nuevo día, que no tiene por qué ser bueno, que no tiene por qué ser malo, pero que tiene que ser. Y te levantas con pájaros en la cabeza, tu pelo es el nido de ellos; será de la guerra en la cama, de sueños de lucha. En la pupilas se nota el silencio del alma, que igual tiene voz, pero que igual tampoco se escucha, que no quiere decir que no exista. Tus pies andan por el pasillo, tu mente es fría y no pareces pensar nada... y como si todo pasa la mañana, fríamente calurosa, puede que llena de ansiedad. Estás cansada de mirar al suelo, tus zapatillas incluso pueden llegar a hablarte, solo tú las escuchas. Tu mirada se pierde en el fondo de un lago, o en el bosque de hojas caídas, o en el Universo, donde todo está en silencio, donde no explosiona nada, donde nada hace ruido. ¿Necesitas ruido? ¿Necesita...